sábado, 29 de octubre de 2011

Perdóname

Siento volverte loca,
darte el veneno de mi boca.
Siento tener que irme así,
sin decirte adiós...


martes, 25 de octubre de 2011

Te cambio un "SÍ" por ese "ya no puedo"!

"El azul de las aguas del mar se refleja en tus ojos..."
Dejó el bolígrafo tirado en el escritorio y redujo la hoja a cientos de pequeños trozos en sus manos.
- Esto es imposible...- musitó.
Se sacudió algunos papeles pegados a sus ropas y salió de la habitación con un portazo, bajando las escaleras a toda prisa para alcanzar la puerta. Estaba segura de que un poco de aire fresco relajaría su aletargado cerebro.
Caminó, sin rumbo, unos minutos antes de detenerse en aquel parque que tanto recuerdos le traía. sonrió al darse cuanta de que la sombra que siempre la atormentaba cuando pasaba por allí había desaparecido. Ya no había dudas, sólo una necesidad abrumadora de soltar todo lo que llevaba meses ocultando.
Se sentó sobre la hierba aún húmeda por el rocío y palpó sus bolsillos en busca del pequeño cuaderno que siempre la acompañaba. Lo abrió con un suspiro.
 - ¿Qué narices puedo decirle?
Dejó caer la cabeza entre sus manos y respiró hondo.
 - ¿Qué haces aquí tan temprano, Liss?
Alzó la mirada cansada hacia la procedencia de la voz. Allí estaba él, como siempre que lo necesitaba, con sus alegres ojos marinos y esa sonrisa que le caracterizaba más que cualquier otra cosa.
 - ¿Qué hora es?- preguntó, confusa.
El chico mostró la muñeca, dejando ver los brillantes números verdes de su reloj. 7:35 de la mañana. Abrió los ojos desmesuradamente.
 - Guau...
 - ¿Qué te pasa?
Hundió de nuevo el rostro entre las manos cuando sintió el cálido cuerpo de su amigo sentado junto a ella.
¿Cuánto tiempo llevaban ya juntos? Calculó que unos diez años. Media vida con él y aún seguía asombrándose con su continua presencia.
 - Tengo que decirle algo a alguien...- contestó con un murmullo.
 - ¿Y no sabes cómo hacerlo?
Alzó el rostro y clavó la mirada en la suya.
 - No, no sé cómo hacerlo, Max.
Él rió, con ese tono tan alegre y despreocupado que siempre la contagiaba.
 - Podrías probar con gestos, enana. nunca se te dio bien hablar.
Golpeó su brazo con una sonrisa.
 - Eres tonto.- sentenció, solemne.
 - Ehh, que te lo digo en serio.
Max le dedicó una nueva sonrisa llena de ánimo.
 - ¿Tú crees?
 - Es la mejor forma de decir cosas cuando no sabes explicarte con palabras.
Liss acortó los pocos centímetros que los separaban y, con el pecho henchido de una renovada seguridad, cogió su rostro frío con ambas manos y presionó tiernamente sus labios contra los suyos, intentando, como él había dicho, explicarle lo que las palabras callaba,

martes, 18 de octubre de 2011

Pereza

Traigo rosas rojas para ti, 
eres mi rincón favorito de Madrid !!